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Burkina Faso, una país sin ley

Burkina Faso, un país sin ley

Hace unas semanas, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España daba la noticia de que dos periodistas españoles,  David Beriáin y Roberto Fraile, habían sido asesinados en Burkina Faso por una emboscada de un grupo armado. Días más tarde, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes (GNIM), federación de organizaciones leales a la organización terrorista Al Qaeda reivindicaban el acto. Son numerosos los grupos armados que luchan por hacer con el control y el poder de la región.

La pérdida de estos dos periodistas revela que a pesar de los intentos de Burkina Faso por democratizarse, la desaparición del conflicto aún está lejos de llegar a su fin. Tras 20 años de dictadura se había iniciado una transición hacia un régimen civil, con la elección de un primer presidente democrático fruto de una movilización social pero la violencia de grupos armados sigue sin desaparecer.

Burkina Faso es un país con problemas de seguridad, salud y alimentos en los que los cristianos son los más vulnerables. Se estima que hay más de un millón de desplazados internos en Burkina Faso, y muchos son cristianos. Los ataques extremistas han expulsado a los seguidores de Jesús de sus hogares y aldeas, y muchos de ellos se han visto obligados a trasladarse en campamentos de refugiados. Muchas de las iglesias han sido cerradas y destrozadas y tan solo resisten en algunas partes del noreste del país.

Los cristianos de esta zona se han visto obligados en gran medida a huir debido a la violencia de los extremistas islámicos. Si no huyen, la otra opción es convertirse pero esos cristianos también se enfrentan a una importante opresión y oposición de sus familias y comunidades. Las familias pueden rechazar a los cristianos convertidos, y los nuevos cristianos pueden ser presionados a renunciar a su nueva fe.

La violencia y la opresión que viven los cristianos de Burkina Faso también revelan el malestar que existe en este país africano, todo esto agravado por el Covid-19 que limita los recursos enormemente. Al igual que la emboscada que sufrieron los periodistas españoles, miles de cristianos sobreviven con temor a ser capturados o asesinados. Por eso, la actuación y ayuda humanitaria es totalmente necesaria en esta zona de África.

 

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