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Cristianofobía. La persecución religiosa como desencadenante del malestar social

Cristianofobía. La persecución religiosa como desencadenante del malestar social

Va a más. La persecución hacia los cristianos en el mundo aumenta en cifras año tras año. Por ejemplo, en tan solo 12 meses el número de cristianos perseguidos en el mundo ha aumentado hasta los 245 millones  (uno de cada nueve cristianos sufren persecución), lo que supone un 14 por ciento más de crecimiento anual. Una de las causas son los numerosos grupos terroristas o grupos armados que están atacando países africanos y de Oriente Próximo. En los medios de comunicación nacionales con mayor lectores, la sección de internacional da paso a noticias y reportajes sobre los ataques de estos grupos hacia civiles pero la persecución hacia los cristianos ocupa menos párrafos.

Los cristianos son minorías dentro de países como Nigeria, Burkina Faso, Irak, Siria o incluso China, por tanto, son los que más sufren la violencia, la marginación y la conversión forzosa mayoritariamente al Islam. Luis Antequera en su libro: “Cristianofobia: La persecución de los cristianos en el siglo XXI” define cristianofobía como “formas negativas que tienen los seres humanos de relacionarse  en las que cabe definir persecución como el ataque ensañado de un grupo humano hacia otro con la intención de ofenderlo, dañarlo, menoscabarlo o incluso eliminarlo. La diferencia entre la guerra y la persecución es que mientras en aquélla, más allá de que finalmente una de las facciones se impondrá a la otra demostrando ser más fuerte, ambas partes se agreden mutuamente en un plano de igualdad más o menos evidente, en ésta en cambio una comunidad más agresiva, organizada y fuerte persigue a otra indefensa, débil y no organizada para su defensa”.

Uno de los objetivos de estos grupos terroristas y armados es imponer el culto religioso y que incluso ese dogma sea la piedra vertical en la que se basa la política y la sociedad, es decir, las normas de comportamiento social vendrían a estar implantadas desde una religión, en este caso, el Corán a través del islamismo.

Muchos académicos y reporteros internacionales ponen el foco en la economía y la política para explicar la desigualdad social en los países anteriormente citados pero cada vez más expertos, como Rodolfo Stavenhagen, sociólogo defensor de los derechos humanos, ponen su atención en la religión que contempla un aspecto cultural y social, es decir, la diversidad religiosa y la falta de libertad hacia ella genera conflictos en territorios africanos y asiáticos. Así, la cristianofobía podría explicar histórica, cultural y socialmente el conflicto como desencadenante del malestar social.

El problema nace cuando en una misma zona conviven varios grupos étnicos diferentes con religiones diversas y el Estado o el poder del país no acepta la multiculturalidad. De ahí viene la persecución, violación de los derechos humanos y sistematización de la violencia hacia los grupos minoritarios, como es el grupo de los cristianos perseguidos.

El caso de Nigeria es uno de los más representativos de esta problemática, siendo uno de los países más violentos y con mayor porcentaje de persecución hacia los cristianos. El mayor problema es que el terrorismo se ha centrado en hacer la vida imposible a los cristianos que viven en la zona. Los militantes Fulani, en su mayoría musulmanes,  y grupos terroristas como el Estado Islámico Provincia de África Occidental (Iswap), anteriormente Boko Haram, y el nuevo grupo Boko Haram que se separó de Iswap atacan violentamente a la comunidad cristiana africana.

El copresidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso nigeriano, Chris Smith, agregó: “El principal impulsor de conflicto dominante en la región del Cinturón Medio es cometido por extremistas fulani, que parecen impulsados en gran parte por el chovinismo étnico-religioso, en su mayoría contra granjeros cristianos”. Así mismo, algunos obispos han enfatizado la naturaleza etno-religiosa de los ataques, afirmando que los militantes fulani, en su mayoría musulmanes, apuntan específicamente a pueblos e iglesias cristianas.

El malestar social que generan estar persecuciones hacia una minoría cristiana es palpable y son numerosas las personas que han perdido sus hogares, algún amigo o familiar. Por eso, desde Solidaridad Internacional Trinitaria (SIT) se llevan a cabo proyectos que ayudan a los cristianos perseguidos, desde alimentación y recursos básicos hasta colegios que ayudan a la educación de los menores. El desarrollo de las comunidades cristianas y su empoderamiento son fundamentales para evitar desigualdades en los países con tendencia a la cristianofobía.

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