Cristianos perseguidos, cristianos olvidados

Todos los años, se hace un análisis del informe sobre cristianos perseguidos en el mundo. Además de que cada vez aumenta más la peligrosidad y la violencia, también es mayor el olvido en el que se encuentran. El ataque contra la parroquia San Francisco Javier en Owo, Nigeria, ocurrido el 5 de junio de este año, dejó al menos cuarenta muertos y decenas de heridos graves. Se perpetró para la fiesta de Pentecostés, con el fin de causar el mayor daño posible, debido a la cantidad de fieles que se agolpaban dentro del templo. Una de las mayores catástrofes de este año que no ha tenido la repercusión suficiente para dar voz a todas las víctimas. 

“El mundo guarda silencio mientras los ataques a las iglesias, a sus representantes y a sus instituciones se han convertido en una rutina. ¿Cuántos cadáveres más se requieren para que el mundo preste atención?”, señaló el Obispo de la diócesis donde ocurrió el ataque, Mons. Jude Arogundade.

“El mundo ha dado la espalda a Nigeria. Allí se produce un genocidio, pero a nadie le importa. El personal de seguridad y la policía no acudieron a nuestro rescate, a pesar de que el ataque duró al menos veinte minutos”, lamenta el Padre Abayomi en el prólogo de ¿Perseguidos y olvidados? No solo es una cuestión que ocurra en Nigeria si no en el resto del mundo. Tanto Corea, como Oriente Próximo también son zonas en las que los cristianos son obviados y no se reconoce su sufrimiento diario. Familias que han tenido que abandonar sus hogares y se encuentran totalmente desprotegidos. 

Este estudio, realizado por la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), destaca las graves amenazas que afrontan los cristianos, no solo en Nigeria. En gran parte de África, los cristianos son asesinados, sus iglesias son atacadas y sus pueblos, arrasados. En Pakistán, se les detiene injustamente bajo falsos cargos de blasfemia. En Corea del Norte, los fieles viven reprimidos por un gobierno totalitario que vigila todos sus movimientos. Y, como muestra este informe, la lista de abusos no termina ahí.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *