El terremoto en Siria agrava la situación de los cristianos

La situación de los cristianos en Siria ya era compleja y delicada pero el terremoto ocurrido el mes pasado ha agravado la situación de estos cristianos.

En primer lugar, el terremoto ha dejado a muchas personas sin hogar y en situación de vulnerabilidad. Entre ellos, muchos cristianos que ya estaban sufriendo persecución religiosa antes del desastre natural. Al quedarse sin hogar, estos cristianos se enfrentan a un doble problema: por un lado, la falta de vivienda y recursos básicos para sobrevivir; por otro lado, la posibilidad de ser discriminados y atacados por su religión en los campos de refugiados o en otros lugares de acogida.

Por otro lado, el terremoto ha agravado la situación de inseguridad que ya existía en algunas zonas del país. En particular, se ha registrado un aumento de la violencia en la región de Idlib, donde la presencia de grupos extremistas islámicos hace que los cristianos sean especialmente vulnerables. Además, la destrucción de infraestructuras y la falta de recursos hace que los servicios de seguridad y las fuerzas del orden sean aún menos efectivas en proteger a esta comunidad. Muchas ciudades y pueblos con una importante población cristiana, como Alepo, Homs, Latakia y Hama, se vieron gravemente afectados, incluso por las réplicas del terremoto

En este contexto, es importante destacar el trabajo de organizaciones humanitarias y sobre todo religiosas, como el SIT, que llevan años trabajando para ayudar a los cristianos perseguidos en Siria. Entre las tareas que desarrolla la organización en el país se encuentran: la reconstrucción de iglesias y viviendas destruidas y proporcionar ayuda básica a las comunidades más vulnerables.

En definitiva, la situación de los cristianos perseguidos en Siria es preocupante y requiere de una atención especial por parte de la comunidad internacional. Es importante que se tomen medidas para garantizar la seguridad de esta comunidad religiosa, así como para asegurar su derecho a vivir en libertad y sin discriminación en su propio país. «Esperemos que el terremoto sacuda los corazones de las comunidades internacionales y de todos los líderes mundiales, para que ayuden a Siria y no olviden a la gente que está sufriendo. La población se encuentra en un estado de absoluta desesperación y angustia. Hay gente deambulando por las calles, sin saber adónde ir y buscando desesperadamente a familiares y amigos. Muchas personas han muerto o están desaparecidas», el arzobispo de Homps, Jean Abdo Arbach. 

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