En África, los cristianos han sufrido unas de las peores persecuciones por ser un país de mayoría musulmana, en datos: Nigeria (4.028 muertes y 198 iglesias atacadas), República Centroafricana (1.269 fallecidos y 131 ataques), Chad (750 muertes y 10 ataques), República Democrática del Congo (467 muertes y 13 ataques), Kenia (225 muertes) y Camerún (114 muertes y 10 ataques).
El problema es que estos ataques se han visto agravados por la pandemia mundial del Covid-19. Hay dos causas por las que sucede esto: una es porque los cristianos tienen que cubrir necesidades básicas de alimentación e higiene pero cuando piden ayuda a sus gobiernos o vecinos ellos les obligan a renunciar a su fe cristiana y la segunda razón, que cada vez suena más, es que algunas voces extremistas islámicas han propagado el mensaje de que el coronavirus es un “invento occidental contra el Islam” o “el castigo de Alá contra aquellos que han aceptado el cristianismo y se han apartado del Islam”, por lo que a los cristianos se les aparta y se les aísla con un mayor riesgo a que sean los que se contagien del virus.
Si bien los cristianos de muchos países africanos, entre ellos Nigeria y Etiopía, han sufrido discriminación durante algún tiempo, su necesidad de alimentos, vivienda y atención médica ha aumentado considerablemente debido al coronavirus. La discriminación en materia de socorro está empeorando una mala situación para los cristianos y otras minorías religiosas. La única vía para que sobrevivan todas estas familias cristianas es a través de las iglesias y la comunidad cristiana pero la persecución a todas ellas hacen que se debiliten los recursos que puedan obtener.
Por eso, es tan importante que la labor de ayuda no desaparezca y ahora menos que nunca porque en los momentos más difíciles hay que multiplicar los esfuerzos para que ningún cristiano se quede desamparado.