El cáliz que sobrevivió al Daesh, símbolo de resistencia cristiana

La iglesia parroquial de Lalín ha vivido un momento impactante al recibir un cáliz profanado por el Estado Islámico (Daesh). Este cáliz, utilizado por militares del grupo extremista para disparar armas en Qaraqosh, Iraq, fue recogido por cristianos y ahora está siendo exhibido en templos de todo el país como un testimonio de la persecución religiosa que enfrentan los cristianos en la actualidad.

No fue hasta 2019 cuando los cristianos de Qaraqosh, algunas de las familias, pudieron volver a sus hogares tras las huída del Daesh. Tan sólo la mitad de la población, 250.000 familias de las 500.000 que hubo antes del 2014, se atrevieron a volver de los campamentos de refugiados en Erbil (la capital kurda). La vuelta ha sido impulsada por la esperanza que despierta la llegada de los curas y las monjas. La cruz, como símbolo de victoria, se ha vuelto a imponer en estas ciudades, y las iglesias y catedrales están siendo los primeros edificios en volver a ponerse en pie. “Después de que el EI destrozara todas las cruces, tenemos que reconstruir la base de nuestra sociedad en la fe”. Por eso, ese cáliz muestra como el pueblo cristiano de Qaraqosh consiguió volver a reconstruir sus ciudades.

El futuro de los cristianos en Irak es incierto. “El Estado Islámico está en todas partes”, relatan los vecinos iraquíes. La vuelta de estas personas a sus hogares es un paso de valentía, porque lo hacen a pesar del miedo. “Aún hay coches bomba que explotan porque los dejaron ahí abandonados”, indican. También se ven sin ningún tipo de respaldo por parte del Estado o de los kurdos, que están ­absorbidos por sus propios problemas políticos, o esa es la sensación que tienen los cristianos de Qaraqosh. Así, la labor que hace el SIT o esta parroquia de Lalín es decisivo para dar visibilidad y voz a todo lo que han vivido los cristianos de Iraq.

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